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miércoles, 21 de noviembre de 2007

La pieza


Vivo en una pieza de adobe, la cual es mi espacio, mi mundo y me da miedo dejarla…
En ella recibo a mis pocos amigos y sobre todo a mis amantes, ellos no saben que el otro existe pero les parece raro que luche por mi libertad estando encerrada en mi pieza, una vez hubo uno al cual le habría dado mi vida si la hubiese pedido, pero se fue con una amiga, se casaron y fueron felices, ahí perdí mi corazón, lo busqué debajo de mi cama, en el ropero, incluso dentro de la estufa que prendo en invierno, pero nada, no lo encontré, creo que se lo robó y junto con eso congeló mi alma; a veces, cuando en invierno prendo esa estufa vieja, me apego a ella tratando de darle calor a mi pecho, con la esperanza de que mi alma volverá a tomar el calor que un día tuvo, pero es imposible, día a día se enfría mas y temo que con algún movimiento brusco se quiebre en mil pedazos y ahí no sé qué haré, sin corazón y sin alma.
Las paredes de mi pieza se están quebrajando y no hago nada por arreglarlas, no me avergüenzan cuando llevo a mis amantes, solo me interesa que me abracen y me hagan sentir como una vez lo hice, pero no puedo, al momento que los dejo en la puerta, la magia desaparece y quedo ahí nuevamente, sin mi corazón y con el alma fría, tengo tantos amantes como me da el tiempo, de a poco los he coleccionado, con la esperanza de que alguno de ellos recoja de la calle la pieza que me robaron, el corazón que me robaron y me lo devuelva para así poder volver a sentir lo que una vez, pero han pasado tantos años que estoy perdiendo esa esperanza.
No lo puedo negar, me duele no tener corazón, es un vacío profundo al lado del alma que al moverme se siente hueco, por eso trato de no moverme mucho cuando hay gente, por eso no tengo muchos amigos y por eso salgo poco de mi pieza, tengo a mis amantes mas que todo porque me cuentan que está pasando en el exterior, como está el día, qué pasa en la vida misma, en la vida que no estoy viviendo…
Después de congelarse mi alma y perder mí corazón me prometí encontrarlo, pero los miedos se apoderaron de mi y la única que siempre está ahí es mi pieza, no sé si les conté, vivo en una pieza de adobe, la cual es mi espacio, mi mundo y me da miedo dejarla…
Lucrecia.

3 comentarios:

Lilian Flores Guerra dijo...

Creo que antes te había comentado de este escrito... me gusta mucho, es tan lúdico, tan oscuro, y a la vez tan honesto...

Ya lo había dicho, pero ahora que veo tu blog y me encanta la idea de que pueda leerte y releerte sin esperar que a mi colapsado correo llegue algo me hizo recordar tu onírico escrito, y que alguna vez, en la penumbra que me envolvía, tocó alguna cuerdecilla de mi corazón atribulado.

Anónimo dijo...

Me hizo sentir feliz! No es fácil hallar dos veces una amiga con tanto talento!
Mario.

APatric dijo...

Toc, toc...abres la puerta, no me conoces (y quizas no quieres hacerlo, pues no te sientes obligada a ello). Antes que me preguntes quien soy, yo te interrumpo diciendo que: " Puedo o no ser él"...de ti depende.
Soy el que lo quiere intentar; tambien soy el que entiende tu corazón al leerte,
el que se siente capaz de conocerte.
El que insiste día tras día en hayarte para su felicidad.
Quiero decirte mil veces que quiero que seas la alegría de mi vida hecha mujer.
Déjame entrar, déjame conocerte, déjame quedarme... y amarte,
ábre esa puerta, soy Yo Mi Reina.-