No sé hace cuánto comencé a tomar, no se si fue hace años o hace algunos instantes
lo único que sé es que el vino me hace llorar, trayendo a mi mente viejos amores que nunca terminé...
Ahora, voy creo, en la sexta copa, creo y no he parado de llorar.
Lloro por todos y por ninguno, lloro por mi, por mi vida.
Ni siquiera sé si escribo bien, a un amigo recién le dije, no sé cómo dicen que el vino hace bien para el corazón, si lo único que hace es traer recuerdos tristes, pero en fin, aquí estoy, tomando como marinero...
Me gusta esto de viajar cuando tomo..., voy a mi infancia alegre y vuelvo a mi realidad temerosa, se me ablanda el corazón...estas lágrimas siguen callendo, por mi gente, mis hermanas, mi hermanito.
sigo tomando, ya perdí la cuenta, tengo los ojos como papa, mañana al laburo, con la media caña, pero así es la vida, blanca, rosé y tinta...ya perdí la cuenta...
Lucrecia.
1 comentario:
Un estilo plagado de reflexiones finales, implícitas! Forma parte de tu impronta! De tu perfeccionismo rebelde y arrogante, testimonial, crítico, constructivo.., sincrético!
Mario.
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